Necesidades de un niño con Síndrome de Down en clase.
Es conveniente dar posibilidad de trabajo individual,
con actividades entre compañeros, y en distintos tipos de agrupamiento. Eso
supone variar la distribución de la clase y la ordenación de las mesas para
favorecer actividades en pequeño grupo.
Llevar a cabo estrategias de organización de la
información, como los esquemas previos o los resúmenes
finales al concluirlo.
Diseñar recorridos de aprendizaje para cada
objetivo, que ofrezcan oportunidades para
aprender contenidos que no dominan.
Incluir tareas de refuerzo en la programación.
Planificar actividades variadas para el mismo objetivo.
Valorarla posibilidad de incluirla intervención coordinada
y simultánea de dos profesionales con el mismo grupo-aula, para apoyar a este
alumno o a otros.
Realizar una distribución flexible de espacios y tiempos.
Por ejemplo, distribuyendo la clase en zonas de actividad o talleres y los
horarios en función del ritmo de trabajo de los alumnos.
Utilizar esquemas, imágenes, gráficos, pictogramas, etc.
Que ayuda a la comprensión y la
asimilación de ese contenido educativo al niño con síndrome de Down, al tiempo
que sirve para acercar esa información a los demás alumnos de la clase.
Estructurar las lecciones para todos los alumnos, dando
una idea general al principio, resumiendo los
puntos clave a medida que se progresa y realizando un repaso al
final.
Resaltar las ideas fundamentales de cada lección, a
partir con técnicas de subrayado o resúmenes. Para ayudar a los alumnos a realizar tareas
de síntesis, entresacando lo esencial.
Organizar las clases programando momentos para llevar a
cabo supervisiones individuales de los alumnos. Cinco minutos tras una
explicación al grupo clase para que el maestro se acerque al niño con síndrome
de Down y compruebe qué ha entendido.
Tener previstos momentos de descanso en el aprendizaje
intercalados dentro de las sesiones de clase, por ejemplo, con actividades de
libre elección.
Confeccionar un banco de materiales en clase, con
actividades para cada unidad didáctica con diferentes niveles de dificultad
para los distintos alumnos.
Limitar las exposiciones orales en clase,
complementándolas siempre que se pueda con otras formas de actividad, que impliquen un mayor grado de participación del
alumno.
Acortar la duración de las sesiones de trabajo. Dos sesiones
cortas suelen ser más productivas que una larga.
Lo último pero más importante, es trabajar siempre desde la inclusión de estos niños ya que solo necesitan un poco más de ayuda que tampoco perjudica al resto de los alumnos y puede incluso ayudarles a ellos también.
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