viernes, 13 de noviembre de 2015

El cerebro en profundidad



El cerebro humano es una masa de 1,4 kg, compuesta por grasas y tejidos gelatinosos, y es la más compleja de todas las estructuras vivas conocidas. Hasta un billón de células nerviosas trabajan unidas para coordinar las actividades físicas y los procesos mentales que distinguen a los seres humanos de otras especies. Se encuentra protegido por el cráneo. La mayor parte la constituye la corteza cerebral, una capa de tejido neuronal plegado que cubre la superficie del prosencéfalo. Especialmente amplios son los lóbulos frontales, que están asociados con funciones ejecutivas, tales como el autocontrol, la planificación, el razonamiento y el pensamiento abstracto. La parte del cerebro asociada a la visión está también muy agrandada en los seres humanos.




¿Cuándo se descubrió su existencia?

Los inicios de su estudio se dan con la observación, tal y como lo demuestra un papiro escrito en el siglo XVII a.C que contiene las primera referencias sobre este órgano al que ya se le nombraba ‘’cerebro’’, en él se describen los síntomas, diagnóstico y expectativas de recuperación de dos pacientes con fracturas craneales. El primer tratado Médico, donde se menciona una cirugía cerebral se remonta a 1500 a.C, y esto es 1000 años antes de Hipócrates. Ya durante la segunda mitad del siglo I a.C, en la antigua Grecia fueron desarrolladas distintas observaciones sobre el cerebro en cuanto a las funciones de éste y fue Alcmaeon de Crotón de la escuela Pitagórica entre los siglos VI-V a.C, quien consideró por primera vez al cerebro como el lugar donde se localizaba la ‘’mente’’, pero no fue sino hasta el siglo IV a.C que Hipócrates, basado por supuesto en los trabajos de Alcmaeon, postuló que el cerebro era donde se asentaba la ‘’inteligencia’’. Mientras que Aristóteles durante el mismo siglo, especuló que mientras el corazón era el órgano de la inteligencia, el cerebro enfriaba el sistema sanguíneo, esto lo explicó basado en la idea de que los seres humanos eran más racionales que las bestias porque entre otras razones, tenían el cerebro más grande para enfriar la sangre caliente. Años después, durante el Imperio Romano, el anatomista griego Galeno diseccionó cerebros de ovejas, monos, perros y algunos otros mamíferos y concluyó que el cerebelo era una parte importante del cerebro, que era más denso que esté, y que era el encargado del control muscular, mientras que el cerebro era suave y era el encargado de los proceso sensoriales y teorizó que el cerebro funciona por el movimiento del espíritu animal a través de los ventrículos. En la Edad Media, Najab ud-din Muhammad, fue el primero en describir con detalle un buen número de desórdenes neurológicos y psiquiátricos, incluyendo la depresión, la neurosis, la impotencia, la psicosis y la manía.Por su parte, Haly Abbas describió la neuroanatomía, la neurobiología y la neurofisiología del cerebro y describió otros desórdenes como la enfermedad del sueño, la pérdida de memoria, la hipocondriasis, el estado de coma, la meningitis, la epilepsia por vértigo. Por último, otro personaje importante en esta historia es Descartes, su aportación se deben a su famosa frase, “pienso luego existo” que resume todo un principio de pensamiento. 








Siglo XIX:

Posteriormente de Descartes, se pretendió conocer la personalidad por la palpación del cráneo, la idea era que si el cerebro tenía regiones especializadas, también producían mapas, en donde ellos podían encontrar la alegría, la justicia, el amor, la amistad y otros. En el siglo XIX, el cerebro de Phineas Gage, un obrero que tuvo un accidente que clavó una barreta en el cráneo, sirvió para entender la estructura de ese órgano. El caso de Gage es considerado con una de las primeras pruebas científicas que dejaría ver que las lesiones en el lóbulo frontal podría alterar aspectos de la personalidad, la emoción y la interacción social. El neurólogo Antonio Damásio fue el encargado de estudiar este caso. Este sugiere que existe una relación entre los lóbulos frontales, la emoción y la toma de decisiones y considera este caso como histórico porque cree que fue el comienzo del estudio del comportamiento. Paul Broca fue cirujano, neurólogo y antropólogo, una de las figuras más prominentes de la medicina y la antropología del siglo XIX. Además efectuó importantes investigaciones sobre la región límbica, conocida inicialmente con el nombre de rinencéfalo (el cerebro olfativo), zona que se halla estrechamente vinculada a las emociones humanas. Su trabajo más celebrado en nuestros días es el descubrimiento de una pequeña región ubicada en la tercera circunvolución del lóbulo frontal izquierdo de la corteza cerebral, la que en honor de su descubridor se denomina Área de Broca. Tomando como punto de partida un escaso número de pruebas experimentales, Broca puso al descubierto que dicha zona del cerebro controla la emisión articulada del lenguaje y se erige como la sede fundamental de tan característica actividad humana. 




El Área de Broca fue uno de los primeros descubrimientos que puso de manifiesto la separación de funciones existentes entre ambos hemisferios cerebrales, pero lo más importante, fue una de las primeras pruebas sólidas de la existencia de funciones cerebrales específicas localizadas en zonas muy precisas del cerebro, de que existe una conexión entre la anatomía cerebral y sus diferentes actividades concretas, actividades que a veces suelen calificarse como mentales.

Siglos XX - XXI:

Durante la primera parte del siglo XX, el médico español Ramón y Cajal ganó el premio Nobel de Medicina en 1906, por caracterizar la estructura y conexiones de las células nerviosas. Más tarde el neurocirujano Wilder Graves Penfield estimuló distintas partes del cerebro de sus pacientes y demostró la localización de varias funciones musculares y emocionales, es decir, mostró que cada parte del cerebro tenía a su cargo diferentes actividades.El desarrollo de sofisticadas técnicas de imagen por los institutos de Salud Nacional de Estados Unidos permitió a los investigadores demostrar, en la década de 1970, las partes específicas del cerebro que controlan el oído, el habla y el movimiento de las extremidades. Ese mismo año descubrieron que el cerebro regula funciones corporales mediante la liberación de hormonas desde el hipotálamo para controlar la hipófisis. Lo llevaron a cabo los endocrinólogos estadounidenses Roger Guillemin y Andrew Victor Schally, establecieron la conexión entre las emociones y la bioquímica. Es aquí cuando se descubre la psicofarmacología, hasta 1950 no existía una terapia efectiva para tratar la esquizofrenia. Gracias a esto se ha podido obtener por primera vez tratamientos para trastornos neurológicos como la epilepsia y la enfermedad de Parkinson. 



Dibujos de Ramón y Cajal del tejido nervioso.

Ya en el siglo XXI, en el año 2003, Paul Lauterbur y Peter Mansfield recibieron el premio Nobel de Medicina por sus des­cubrimientos sobre la Resonancia Magnética. Su aplicación en la obtención de imágenes médicas del cerebro, es la llamada Resonancia Magnética Funcional. Esta, junto a la tomografía con emisión de positrones (PET) y la magneto-encefalografía, han sido las causantes de que la investigación en neuroimagen sea una de las pioneras en el estudio del sistema nervioso. A día de hoy se pueden crear simulaciones de modelos cerebrales con un nivel de detalle, a nivel biológico, que hace unos años era imposible. Como respuesta, el Proyecto Cerebro Humano se constituyó en el seno de la Unión Europea a partir de un informe, concluido en 2012 por un equipo de cerca de trescientos expertos en medicina, neurociencia y computación. El objetivo del proyecto era:
“El Proyecto Cerebro Humano debería asentar los cimientos técnicos para un nuevo modelo de investigación del cerebro basada en Tecnologías de Información y Comunicación, que conduzcan a una integración entre datos y conocimiento de diferentes disciplinas que catalizan un esfuerzo comunitario para lograr un nuevo entendimiento del cerebro, nuevos tratamientos para las enfermedades cerebrales y nuevas tecnologías de computación basadas en el funcionamiento del cerebro”. 

Este extraordinario progreso está proporcionando una gran cantidad de datos sobre las funciones cerebra­les, ha provocado en no pocos, el convencimiento de que estamos muy cerca de desentrañar el misterio global de la organización del pensamiento humano y, en general, de todas las llamadas «funciones superiores» del hombre. Pero este asal­to de la ciencia a lo que parecía el inaccesible reducto del espíritu comienza a tener ya claros efectos prácticos. Aunque pueda parecer a simple vista ciencia ficción, comienza a parecer posible el proyecto de manipular la conducta humana mediante la activación y desactivación artificial de deter­minados centros cerebrales y de sistemas de conexiones que rigen el funcio­namiento unitario del sistema nervioso.

Entrevistas:

Redes - Antes y después de conocer el cerebro:
El video que se ofrece a continuación, es una entrevista a Carlos Belmonte, un neurofisiólogo del Instituto de Neurociencias de Alicante y presidente de la Organización Internacional de Investigación sobre el cerebro.
La entrevista trata sobre el cambio que podría originar nuevos hallazgos sobre el cerebro en varios campos como son la economía, la sociedad y en el ámbito judicial.
La entrevista está acompañada por ejemplos, como análisis de la psicopatía de los criminales y la influencia del entorno, y de la reacción de los policías ante una situación de estrés. 


Opinión:

El vídeo trata sobre un tema muy interesante y la manera de intercalar ejemplos entre la entrevista lo hace más ameno y didáctico. Los temas que aborda, en especial el de las reacciones de los policías ante una situación de peligro, ilustra a la perfección los conceptos que quieren transmitir la entrevista 

Entrevista: ¿El cerebro tiene sexo?

La doctora Louann Brizendine es una de las personas que más sabe sobre la influencia de las hormonas en el cerebro femenino. Lleva años investigando y tratando los cambios de humor, la ansiedad o las disfunciones sexuales asociadas a los niveles hormonales. Se tratarán diversos temas como el sexo del cerebro las primeras semanas de vida, la diferencia entre los cerebros de los hombres y las mujeres. el tema del amor a primera vista y el sexo en los dos géneros. 

-Eduard Punset: La gente dice que la realidad neurológica de las mujeres las hace más variables, más temperamentales, con más cambios de humor que los hombres. ¿Es verdad? ¿O es simplemente una idea errónea?

Louann Brizendine: Si bien genéticamente somos distintos -las mujeres tienen cromosomas sexuales XX y los hombre, XY-, es importante recordar que todos tenemos, desde la concepción y hasta las ocho semanas de vida fetal, circuitos cerebrales de tipo femenino. Después de la octava semana de vida fetal, los diminutos testículos del feto masculino empiezan a liberar enormes cantidades de testosterona con las que «impregnan» los circuitos cerebrales y los transforman del tipo femenino al tipo masculino. De esta manera, por ejemplo, el centro cerebral que denominamos técnicamente la zona del «impulso sexual» dobla su tamaño en el cerebro masculino. Al nacer, todos tenemos o bien circuitos masculinos o bien circuitos femeninos. Como el cerebro femenino no se ha visto expuesto a tanta testosterona, las niñas nacen con circuitos femeninos en los que algunas zonas son más grandes y otras más pequeñas que en el cerebro masculino. 

EP: Es fantástico pensar que todos los embriones son femeninos al principio.


LB: Sí, todos los científicos saben ahora que la «forma biológica por defecto» en la naturaleza es la femenina. Además de esto, hay un período muy interesante que denominamos pubertad infantil: tras el nacimiento, la testosterona en los bebés de sexo masculino aumenta muchísimo durante los primeros seis o nueve meses y luego se ralentiza de nuevo. Mientras que, en las niñas, se produce una pubertad infantil que dura hasta los dos años y los ovarios liberan mucho estrógeno al cerebro. Es un período nuevo del que todavía no sabemos muchas cosas, sobre todo en lo referente a las consecuencias conductuales, porque es difícil hacer que una niña de dos años se esté quieta en un escáner o resonancia magnética.



EP: Claro.


LB: Podemos hacer que se duerma, pero no podríamos observar su cerebro haciendo nada distinto. Hace unos treinta o cuarenta años que sabemos que hay diferencias conductuales específicas de cada sexo en las conductas de juego. Por ejemplo, los niños normalmente tienen juegos bruscos y de peleas, mientras que las niñas juegan a juegos más fantasiosos en los que se asignan roles del tipo “tú serás el médico y yo el paciente” o “tú serás la mamá, y yo el papá, o el bebé”.EP: Son capaces de ponerse en el lugar del otro, ¿no?

LB: Tienen juegos fantasiosos. La fantasía de los niños es más bien del tipo: “soy un superhéroe que lucha contra el enemigo”. En mi generación, las feministas decíamos que les daríamos a nuestros hijos juguetes sin marcas de sexo. Queríamos criar a niños que fueran más sensibles. Pero cuando mi hijo tenía cuatro años, le di una de esas muñecas con las piernas largas y él se las arrancaba y ¡las usaba como lanzas! Los juegos por sexos surgen en todas las culturas y lugares del mundo.

EP: Es algo que surge independientemente de la cultura.

LB: Una de las cosas que es importante recordar en lo referente a la cultura, al eterno debate entre lo innato y lo adquirido, es un experimento que se realizó en mi universidad, la Universidad de California, San Francisco. Hace unos 15 años, Michael Merzenich descubrió cuáles eran las neuronas en cerebros de monos que controlaban el dedo índice. Registró lo que sucedía con esas neuronas y luego extirpó el índice a algunos monos y, en dos semanas, las células de ese dedo ya estaban reasignadas y controlaban el dedo corazón. Y lo importante es que algo tan pequeño como eso puede tener repercusiones tan grandes en tan sólo dos semanas.

EP: Lo adquirido puede afectar a lo innato…

LB: Lo adquirido se plasma en los circuitos cerebrales. El debate sobre lo innato y lo adquirido está, por tanto, muerto: lo innato y lo adquirido son en realidad lo mismo. Toda la conducta procede del cerebro. Y el entorno, los cambios en lo adquirido, ¡se codifican en realidad en las células del cerebro. Los cerebros masculinos y femeninos no son iguales.

EP: De tu investigación se desprende que las zonas del cerebro destinadas a la actividad sexual o a la agresividad son mayores en el cerebro masculino, mientras que las destinadas a escuchar y a la empatía -la capacidad de ponerse en el lugar del otro- son mayores en las mujeres. ¿Es esto correcto?

LB: A veces, nos cuesta entender que si pudiéramos ver nuestro cerebro desplegado, observaríamos que tiene muchas zonas muy pequeñas que son como miniórganos dentro del cerebro. Si miramos la zona del estímulo sexual, veremos que es de dos a dos veces y media más grande en el cerebro masculino. En la pubertad, cuando los chicos tienen entre 9 y 15 años, los niveles de testosterona empiezan a aumentar y se multiplican por veinticinco -lo que en biología es una cifra enorme-, lo que empieza a activar los circuitos masculinos de estímulo sexual. En ese momento, los jóvenes empiezan a tener fantasías sobre el cuerpo femenino y sobre la actividad sexual. Esto no implica que el cerebro femenino haga que la mujer no esté también interesada en el sexo.

EP: Sí.

LB: La sexualidad de las chicas también cambia en la adolescencia a medida que se incrementa el estrógeno y, en menor medida, la testosterona. En ese momento, las chicas empiezan a desear resultar sexualmente atractivas para los hombres. La adolescente pasa mucho tiempo frente al espejo y cultivando el autoadorno y esto sucede en todas las culturas. En todas partes, las jovencitas hacen lo que resulte adecuado en su cultura para atraer al sexo opuesto. Esto no es producto de los medios de comunicación. Los medios nos inundan de imágenes que nos instan a ser atractivas, pero estos circuitos en el cerebro femenino para expresar la sexualidad son naturales, especialmente antes de la ovulación. Ese es el momento en el que las mujeres coquetean más para intentar atraer el interés de los hombres hacia ellas. El clímax del estímulo sexual de la mujer se sitúa en torno a dos días antes de la ovulación. La madre naturaleza lo ha diseñado así para que nos sintamos tentadas a practicar el sexo y que haya esperma aguardando cuando salga el óvulo y aumentar las posibilidades de quedarnos embarazadas.

EP: El impacto del estrés preocupa a los hombres y las mujeres por igual y tu investigación conduce a algo muy interesante: sugieres que el estrés afecta de una manera distinta al cerebro y a la conducta femeninas. Se hizo un experimento con crías de cabras que habían alcanzado niveles altísimos de estrés y las repercusiones del estrés de la madre fueron mayores entre las cabritas que entre los cabritos. ¿Es verdad?

LB: Se trata de un estudio fascinante cuyas implicaciones no terminamos de entender y según el cual, si la cabra estaba estresada, sus crías hembras se sentían mucho más ansiosas y nerviosas que las crías machos. Esto es así en las cabras y deberemos estudiarlo con humanos, por supuesto. Además, gracias una la investigación realizada con roedores, sabemos que hay rasgos adquiridos de cuidado maternal de las crías que se pueden transmitir genéticamente, y esto afecta la conducta de tres generaciones.

EP: ¡Es increíble!

LB: Imaginemos que tenemos a dos madres con seis crías cada una y una de ellas con tendencia a lamer mucho a las crías y la otra con tendencia a hacerlo poco. Si intercambiamos tres crías de una de las madres con tres crías de la otra, las crías se adaptarán rápidamente a su nuevo ambiente. Esto se conoce como “experimentos de intercambios de crías”. Cuando las crías hembras hayan crecido y tenido crías a su vez, lo interesante es que las nacidas de la madre con poca tendencia a lamer pero que han sido criadas por la madre con tendencia a lamer, acaban lamiendo mucho a sus crías como la madre adoptiva. Y las que nacieron, genéticamente, de una madre que lamía mucho a las crías, pero se criaron con una madre poco propensa a lamer a su camada, tampoco lamerán a sus crías.

EP: Es sorprendente.

LB: No seguirán lo que les dictan los genes. Así que se trata de un descubrimiento interesante que sugiere que hay cambios reales en la metilación del ADN que se transmiten a las crías durante tres generaciones. Sexo, estrés y amor a primera vista.

EP: Hasta ahora hemos hablado de cabras y ratas, pero recordemos lo que sucede con las mujeres en este sentido. Se ha dicho que si los hombres están estresados o preocupados, siguen pudiendo hacer el amor. En cambio las mujeres, para sentir un orgasmo pleno, no pueden estar estresadas ni preocupadas. Si están preocupadas, tendrán más dificultades para llegar al orgasmo en una relación sexual.

LB: Hay algo interesante relacionado con el hecho de que el estrés repercute de una manera distinta según el sexo de la persona: sabemos que, en realidad, cuando los hombres están estresados tienen un mayor apetito sexual. En cambio, si las mujeres están estresadas, su interés sexual disminuye. Para los biólogos evolutivos, esto se debe a que el macho solamente debe depositar el esperma y luego marcharse, mientras que la mujer debe sobrellevar el embarazo y si siente que el entorno es demasiado estresante para quedarse embarazada, en nuestros antepasados, tal vez eso significaba que no había suficiente comida para mantener el embarazo y tener el niño. Así que, según esta hipótesis, el apetito sexual femenino se reduce en condiciones de estrés, porque el cuerpo y el cerebro no perciben que el entorno sea seguro.

EP: Una última pregunta que seguro que preocupa a mucha gente: me refiero a lo que los franceses llaman «coup de foudre», el amor por pura casualidad, cuando vemos a alguien y nos enamoramos perdidamente de esa persona. El amor a primera vista. ¿Hay alguna base biológica que lo justifique, o es una mera ficción?

LB: Es algo muy interesante en el estudio del cerebro. Los estudios han corroborado que si vemos a alguien que físicamente es muy simétrico o con movimientos corporales muy fluidos, eso es mucho más atractivo e interesante sexualmente para nuestro cerebro. Es habitual creer que el amor a primera vista pertenece a la esfera de la literatura fantástica, pero pese a todo puede activar partes muy específicas del cerebro que nos dicen «¡ahí está!». No se trata de algo que pienses, sino de algo que sientes, es como una sacudida en el cerebro. No sólo implica lo visual, sino el tacto o el oído. Las feromonas y el sentido de la vista trabajan conjuntamente cuando vemos moverse a alguien porque no sólo miramos su rostro, sino que observamos cómo se mueven todas las partes de su cuerpo. Así que hay una parte de todos nosotros que se siente especialmente atraída por esa persona, sea quien sea, por la que experimentamos atracción sexual.

EP: Esto está codificado biológicamente. De hecho, tú lo dices de una manera muy elegante: “la biología es el destino”. Es más destino de lo que solemos creer. Eso crees, ¿no?

LB: Es importante recordar que ni los circuitos cerebrales ni las hormonas nos convierten en lo que somos, no crean nuestro yo, aunque el yo surge de la actividad del cerebro. Las hormonas nos hacen tender hacia cierta conducta, pero no necesariamente hacen que dicha conducta tenga lugar. El destino de la biología es como una base: tenemos circuitos cerebrales y una corteza que alberga todo tipo de pensamientos y reflexiones. Cada vez aprendemos más y esto repercute sobre nuestro sistema límbico, por ejemplo, y cuando las hormonas actúan con fuerza, nos predisponen a ciertas conductas. Nuestra corteza puede escoger cuál de estas conductas activar. Es decir, la biología no marca totalmente nuestro destino, pero sin duda nos predispone hacia ciertas conductas, pensamientos y sentimientos.
Opinión:la entrevista a Louann Brizendine, aborda un tema realmente interesante para la actualidad, ya que son comportamientos que se podrían contemplar a largo plazo observando la conducta de los distintos géneros. También la implicación de ejemplos como el de las crías de cabras, hace más sencilla la comprensión durante la lectura de la entrevista. 

También me parece relevante destacar las distintas actitudes entre los géneros, por mayor desarrollo de ciertas áreas del cerebro, como la agresividad en el hombre y la empatía en la mujer. 

Silvia, Miriam, Mónica, Paula y Aitana.



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