- Si sabemos que le dan miedo las películas de animales, no dejaremos que sus hermanos las pongan en su presencia.
- Si somos conscientes de que le cuesta cambiar de actividad, cuando se desea que la cambie, anunciárselo con el suficiente tiempo para que pueda ir acostumbrándose al cambio.
- Si le gustan los juguetes de su cuarto colocados de una determinada manera intentaremos, al limpiar, no cambiarles de sitio.
- Si le gusta jugar con la arena cuando va al parque, intentaremos que no lleve una ropa nueva para que se pueda manchar sin problema.
Enseñarles a darse a sí mismos instrucciones: “tranquilo”, “no pasa nada”, “lo he hecho muy bien”, etc.
Cuando se les observe lleno de alegría y vitalidad, valorar muy positivamente ese sentimiento pero intentar que las adecúen, tanto al momento como al contexto.
Miriam Vizcaya
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