En el enlace, podemos ver un ejemplo de la mala organización y la pasividad que en ocasiones los centros educativos y los superiores tienen hacia un alumno con necesidades, siendo ellos mismos quienes perjudican la correcta inclusión y el desarrollo de una buena educación para el alumno.
En este caso, el alumno autista se vio perjudicado por la indiferencia de una profesora sin formación y que limitó sus preocupaciones, viéndose afectados en consecuencia todos los alumnos del aula. Como se explica en el Post 'Autismo en el aula', se puede observar con los cambios realizados al comenzar el curso, que se suprimieron la mayoría de las recomendaciones que trabajamos en el artículo.
Es necesario que este tipo de casos se erradiquen, y que tengan leyes a su favor. Ya que en muchas ocasiones, por no tener un profesorado ni directivos con las nociones adecuadas, consideran más fácil acabar con todas las posibilidades educativas del niño, achacando la culpa a los padres al igual que al alumno con autismo y a sus conductas 'imperdonables', las cuales son causadas por la apatía del centro.
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