Se trata de una terapia centrada exclusivamente en el cliente, pues es él quien dirige el curso del diálogo terapéutico. El terapeuta, lejos de interpretar o evaluar las declaraciones del cliente, constituye un fiel reflejo de su mundo interior, al verbalizar cuanto sucede con otras palabras. Posteriormente, invita al cliente a la reflexión sobre lo ya dicho.

De hecho, cuando se realizan grupos de crecimiento personal es donde más se puede palpar el ambiente sano, próspero y lleno de vida que nace de las ganas de aprender a vivir plenamente.
Mediante esta terapia, el abanico de posibilidades en cuanto a su utilidad se expande muchísimo.
¿Cuándo acudir a terapia?
- Cuando te cuestiones el sentido de la vida.
- Cuando sientas que tus problemas te superan o simplemente no te permiten disfrutar de la vida.
- Cuando te encuentres bloqueado, paralizado.
- Cuando busques nuevas preguntas.
- Cuando busques respuestas a tus propias preguntas.
- Cuando llegue tu momento, por tus propios motivos.
En realidad, cada persona encuentra sus propios motivos para acudir a consulta cuando desee, todos ellos muy íntimos y sobre todo respetables. Por lo general, la terapia puede utilizarse para tratar unos problemas concretos. Sin embargo, muchas personas encuentran en ella una forma de desarrollarse plenamente y autosuperarse. En definitiva, “crecer personalmente”.
- Profundizar en el autoconocimiento.
- Entrar en contacto con los propios sentimientos.
- Entrar en conexión con los deseos más profundos.
- Fomentar relaciones donde dos individualidades se comparten con el otro.
- Mejorar la adaptación a la vida.
Paula Marín Acedo
No hay comentarios:
Publicar un comentario