Con la aceptación positiva incondicional, el terapeuta cuida y apoya a su cliente, más allá de cualquier comportamiento o sentimiento que este pueda revelar. Lo que no significa que deje de expresar abiertamente cuando no está de acuerdo con él, los momentos en que sus conductas le irritan o le impacientan.
Pero, por encima de ello, hay una aceptación, libre de juicios, un demostrar que se puede amar incondicionalmente, más allá de la incomprensión o los desacuerdos. Este clima de sinceridad, amor incondicional y empatía profunda, con los significados y emociones experimentados por el cliente, es el bálsamo reparador que capacita para volver a reencontrarse con uno mismo.
Paula Marín Acedo
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