jueves, 10 de diciembre de 2015

El apego en los bebes

En cualquiera de los dos casos y si no hay complicaciones (que en la inmensa mayoría es como sucede) esos primeros minutos, horas, son importantísimos y decisivos. Ese sentimiento de apego, tan propio de los mamíferos y que los expertos han denominado «bonding», tiene un poderoso efecto tranquilizador sobre el bebé. El cambio de entorno, de un útero seguro, tranquilo, sin frío, sin hambre, pasa a un entorno donde no se siente ya tan a gusto. Sentir una voz que conoce, la de su madre (la lleva escuchando todo el embarazo) y sentirse abrazado y protegido, hará que todo sea mucho más fácil en su nueva vida, la que acaba de comenzar.




El contacto precoz ayuda al proceso temprano de interacción social, el recién nacido aprende a relacionarse con los demás en su primera y principal experiencia con el mundo de los estímulos humanos. Por otro lado, el tacto es el sentido de primera aparición en el desarrollo embrionario, siendo el primer medio de comunicación que posee el individuo para relacionarse con el medio ambiente, con todo lo que está más allá de la piel. Las primeras nociones que tiene el recién nacido son de carácter táctil, ello hace que el contacto piel a piel entre madre e hijo sea de extraordinaria importancia para el «apego», el reconocimiento mutuo, el intercambio afectivo emocional y para el éxito de la lactancia.

Desfavorablemente para muchas madres y para sus bebés, hay gente que opina que es mejor acostumbrar a los bebés desde el principio a dormirse solos en una cuna. Estas mujeres, generalmente sobrepasadas por el momento hormonal, por el cansancio, por la emoción, no siempre están lo suficientemente fuertes para decir que «no» y que lo que ellas desean es tener a su bebé en brazos el mayor tiempo posible. En algunas maternidades, por ejemplo, se da como opción que el bebé duerma en el nido desde el primer día con el pretexto, dicen, de que la mamá descanse. Desde el punto de vista de lograr un lactancia exitosa, si es que es lo que se decide, constituye una gran error alejarse del recién nacido. En tener a un recién nacido en brazos no hay excesos, cuanto más, mejor. Para todo.

Belén Pardo es psicóloga clínica, especializada en neuropsicología cognitiva. Además es mamá de un niño y autora de un blog sobre maternidad, le hemos preguntado su criterio al respecto:

«La teoría del vínculo no es algo de ahora, ya en los años 50 Bowlby es claro en este sentido: “el apego es esencial para la salud mental del bebé y para que tenga una relación íntima, cálida y continua con su madre”. Posteriormente, otras investigaciones han apoyado la teoría de Bowlby, llegando todas a la misma conclusión y es que una crianza basada en el apego unido a un ambiente saludable será determinante en el futuro del niño e incluso en sus oportunidades futuras. Si hablamos de bebés, el apego seguro favorecerá una adaptación al mundo saludable, no traumática. No debemos olvidar que los bebés humanos nacen con un grado de inmadurez importante que les convierte en crías desvalidas. Por ello se habla incluso de exterogestación (gestación fuera del útero). Nuestros bebés necesitan crear un vínculo especial con una persona, preferentemente la madre. El amor y los cuidados contribuirán a que su cerebro se desarrolle óptimamente y se generen las nuevas conexiones neuronales que les permitirán avanzar, desarrollarse y crecer. El mejor estímulo es el amor de su madre».

Beneficios

Es importante que los padres sepan cuáles son los beneficios que podemos obtener de un apego seguro a medida que los bebés se van convirtiendo en niños más mayores, son muchos: - Mayor capacidad cognitiva. - Mayor capacidad de empatía con los demás. - Buenas relaciones con los familiares - Mejora de la relaciones con sus iguales (a medida que crecen) - Desarrollo de una independencia saludable - Mayor autoestima

Silvia Navarro Palencia


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