Hasta hace
muy poco, tanto las personas cómo los profesionales pensaban que los padres
configuraban la personalidad del individuo. Actualmente gracias a la psicología
se sabe que el elemento crucial es la interacción entre los padres y el
temperamento del niño.
El bebé, en un principio no puede desplegar sus capacidades para la interacción
social. Muchos padres primerizos quedan decepcionados con esto, pero en pocos
meses se obtendrá respuestas por parte de los recién nacidos. Se ha de saber
que las habilidades sociales se desarrollan con cierta lentitud durante los
primeros meses de vida. A medida que aumenta el autocontrol se hacen más
frecuentes las oportunidades de interacción.
A los dos o tres meses de edad, suele darse un cambio: los padres comienzan a
obtener respuestas y a ser reconocidos. Esto da lugar a episodios cara a cara
más frecuentes, en distintos contextos. Estos episodios ayudan a completar el
repertorio expresivo del bebé.
Cómo curiosidad: Los episodios de interacción cara a cara son universales, pero
su frecuencia y duración depende de la cultura. Se tiene de referencia un
experimento dónde se pudo observar que las madres americanas desviaban la
atención hacia un objeto, mientras que las japonesas establecían una intimidad
mutua.
Aitana García-Bravo López.
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